Expositores de Ecuador, Colombia, Argentina, Chile, Bolivia y Uruguay se dieron cita para charlar principalmente sobre el periodismo de ciencia y el compromiso de los países para con el desarrollo científico y tecnológico.
Paraguay destina para la investigación y el desarrollo científico 0,06 a 0,08% del Producto Interno Bruto (PIB). El Estado pone un 76% de la inversión total.
El Conacyt canaliza parte de esos fondos para ciencia y tecnología.
Aun así, existe una diferencia abismal con Chile, que por ejemplo maneja un presupuesto de 400 millones de la moneda norteamericana.
Colombia, por su parte, dispone de US$ 43 millones para fomentar los trabajos de investigación científica y tecnológica, mientras que Ximena Serrano Gil, representante de la Asociación Colombiana de Periodismo Científico, considera como el logro más resaltante el hecho de haber repatriado a unos 750 científicos en su país en el último año, paliando de cierta forma la llamada “fuga de cerebros”.
En relación a lo periodístico, se habló sobre la historia de las publicaciones científicas en el cono sur. Daniel Arias, del diario La Nación de Argentina, asegura que el primer artículo científico se tituló “Virtudes de la Yerba Mate del Paraguay” y fue publicado en la Gaceta Mercantil de Buenos Aires en el año 1792.
Por último, se destacó la potencialidad de los avances tecnológicos y científicos en la región, principalmente, cómo hacer entender al ciudadano que la ciencia está presente en todos los aspectos de la vida y cómo la tecnología aplicada a la medicina puede lograr avances significativos en la lucha contra las enfermedades como el cáncer o el SIDA.
Los expositores argentinos se jactaron de los premios Nobel que tuvieron a través del tiempo y de cómo contribuyen en el eventual hallazgo del Bosón de Higgs en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), en Suiza.
Esperemos que Paraguay tome más conciencia de que es el conocimiento, y no la politiquería barata –como señaló Jorge Crisci, de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales– lo fundamental para el crecimiento de una nación.
Paraguay destina para la investigación y el desarrollo científico 0,06 a 0,08% del Producto Interno Bruto (PIB). El Estado pone un 76% de la inversión total.
El Conacyt canaliza parte de esos fondos para ciencia y tecnología.
Aun así, existe una diferencia abismal con Chile, que por ejemplo maneja un presupuesto de 400 millones de la moneda norteamericana.
Colombia, por su parte, dispone de US$ 43 millones para fomentar los trabajos de investigación científica y tecnológica, mientras que Ximena Serrano Gil, representante de la Asociación Colombiana de Periodismo Científico, considera como el logro más resaltante el hecho de haber repatriado a unos 750 científicos en su país en el último año, paliando de cierta forma la llamada “fuga de cerebros”.
En relación a lo periodístico, se habló sobre la historia de las publicaciones científicas en el cono sur. Daniel Arias, del diario La Nación de Argentina, asegura que el primer artículo científico se tituló “Virtudes de la Yerba Mate del Paraguay” y fue publicado en la Gaceta Mercantil de Buenos Aires en el año 1792.
Por último, se destacó la potencialidad de los avances tecnológicos y científicos en la región, principalmente, cómo hacer entender al ciudadano que la ciencia está presente en todos los aspectos de la vida y cómo la tecnología aplicada a la medicina puede lograr avances significativos en la lucha contra las enfermedades como el cáncer o el SIDA.
Los expositores argentinos se jactaron de los premios Nobel que tuvieron a través del tiempo y de cómo contribuyen en el eventual hallazgo del Bosón de Higgs en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), en Suiza.
Esperemos que Paraguay tome más conciencia de que es el conocimiento, y no la politiquería barata –como señaló Jorge Crisci, de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales– lo fundamental para el crecimiento de una nación.
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